¿Os acordáis de aquélla película que se llamaba Verano y humo y que por cierto protagonizó un guapísimo Paul Newman? (aunque una sea una manzana también tiene su corazoncito), bueno, pues como llegó el verano yo ya estoy haciendo las maletas para irme de vacaciones, me he comprado un sombrero, unas gafas y mucha crema de protección solar; a mi regreso no quiero parecer una manzana asada. Pero, alto, las vacaciones de una novela son un poco diferentes a las de los humanos, porque si bien ellos van de uno en uno a las playas, montañas y etc., yo me multiplico y me reparto y estoy al mismo tiempo en el mar, el monte, de crucero, en la playa, viajando en aviones, en trenes y pronto creo que hasta en la cabina de los astronautas, en las estaciones espaciales y en los submarinos. Por tanto, fijaros bien, voy a tener unas vacaciones de lo más moviditas, como corresponde a un libro de mi categoría, por supuesto, ¡faltaría plus!. Lo que sí os puedo asegurar que yo no voy a leer ni media línea porque ya tengo bastante conmigo misma :D
Una cosa antes de concluir. No hace mucho recibí una carta, bueno un e-mail, en el que una lectora me informaba de que fue de las primeras en leerme en mis tiempos heroicos cuando empecé a salir por Internet en versión digital, ¡qué recuerdos!
La lectora en cuestión me dice lo siguiente:
“Yo trabajaba entonces en Alemania en una multinacional y me sentía muy aislada, por lo que en cuanto podía navegaba por Internet para distraerme, un día me encontré contigo y te empecé a leer, fue todo un descubrimiento que me alegró la existencia porque recobré la sonrisa, y, lo que es mejor, la carcajada; como afirmas en uno de tus slogans, no me quitaste los problemas pero me devolviste el buen humor. Sí, me alegraste la vida, manzanita y no lo he olvidado, muchas gracias por estar ahí. Ahora que ya sé que te has convertido en un libro pienso encargarte.
Sigue con tu canción, pero no olvides que uno de tus primeros viajes fue para Alemania, que a cosmopolita no te gana nadie...“
Así se escribe la historia, ¡mi historia!
Enternece recordar la juventud de una, ¿no os parece?